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NADA QUE VER es la cosecha de obras que fueron creadas en distintas épocas y lugares. Instantes que dejaron una huella en mi trayectoria que refleja mis distintas maneras de ver la vida en cada momento. Mi intención no es mostrar algún tipo de proceso complejo o evolución: dibujo y pinto según me dictan mi alegría y mi furia, mi ansiedad y mi felicidad, en resumen, mis estados de ánimo. Me mueve, eso sí, el intenso deseo de poner nombre a lo que veo y siento, la dificultad estriba en elegir la palabra adecuada para cada mirada. Soy incapaz, por ejemplo, de poner nombre a la sensación terrorífica que supone vivir hoy en día en Gaza, porque no hay palabras que definan tal horror. Es entonces cuando recurro a las imágenes que no son más que otra forma de denominar a una persona, un objeto o escena, otra forma de definirlo, al fin.
No obstante, la realidad es pertinaz y se me impone e inevitablemente marca cualquier acto creativo, tanto para huir de ella, como para denunciar su fealdad o, con suerte, ensalzar su belleza, según cada momento, cada emoción o cada mirada. En este conjunto de obras podrás encontrar desde una vía de escape al centro de mí mismo hasta un grito de atención frente al regreso de ideologías ya combatidas en el pasado y que ahora renacen en atractivos envoltorios pero que al abrirlos destilan el mismo hedor a muerte. Otras piezas se escapan del grito en sí, y se alojan en el humor, en la broma, en un guiño como un bálsamo que nos permita seguir caminando.
Soy un animal buscando esa palabra-imagen para cada expresión, sueño o realidad. Dejo en las miradas de quienes visitan esta exposición la libertad de crear sus propias definiciones. O tal vez, todo esto no tenga NADA QUE VER y sea sólo el grito de un idiota lleno de ruido, furia y esperanza sin sentido alguno, como la vida misma.
En cualquier caso recuerden siempre, como decían Monty Python: “Look on the Bright Side of Life”.
Lucio Gat 2024
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